Bishop Burbidge responds to Governor Northam’s extreme abortion comments

(English and Spanish)

 

January 31, 2019

Since the beginning of the Virginia General Assembly session on January 9, we have witnessed the introduction of extreme abortion legislation culminating in an attempt to pass a law similar to what New York recently passed. This bill rightfully failed—but I am, along with so many people of good will, distraught that this bill was introduced in the first place. It could have paved the way for babies to suffer a violent and gruesome death moments before birth and could have been harmful to women.

My hope is that this bill failed because the elected officials of the state legislature recognized that it was an evil and impermissible offense to human life and our collective decency. Abortion of a baby in the final stage of pregnancy borders on infanticide. Our governor, however, may be willing to cross that border and go even farther. In a staggering admission, Governor Northam stated that after an infant is delivered, the mother and the family should keep the baby comfortable, resuscitate the child “if that’s what the mother and the family desired,” and “a discussion would ensue.” This attitude—and the bill that was defeated this week—reflects a new level of deep-rooted animus against the inherent goodness of every child. The governor’s statement and this bill demonstrate how far abortion advocates are willing to go in taking the life of a precious child. 

This is a critical moment in the life of our Church and our society. I call on the faithful and people of good will to advocate for the right to life of all people, including the unborn and those children whose lives are at risk even during the process of birth. In Virginia, with the assistance of the Virginia Catholic Conference, we must make our views known to our elected officials on all issues where the right to life is at stake.  

Through the Diocese of Arlington, we continue to offer assistance to expectant families in need and those who are suffering after an abortion. Families who need help should contact the diocesan Office of Marriage, Family and Respect Life: arlingtondiocese.org

To learn more about the failed abortion legislation as well as other extreme public policy proposals before the Virginia General Assembly, read the most recent VoterVoice Post (published 1/30/19) by Jeff Caruso, Executive Director of the Virginia Catholic Conference: https://vacatholic.org/votervoice-post/?vvid=1123

 

 

Monseñor Burbidge responde a los comentarios del Gobernador Northam referentes a la legislación extrema sobre el aborto

31 de enero, 2019

Desde el comienzo de la sesión de la Asamblea General del Estado de Virginia el 9 de enero del presente año, hemos presenciado la introducción de una legislación extrema sobre el aborto que culminó con un intento por promulgar una ley similar a la promulgada recientemente en el Estado de Nueva York.  Este proyecto de ley fue rechazado con justa razón pero, al igual que a tantas personas de buena voluntad, ante todo me aflige su introducción. Esta ley podría haber abierto el camino para que los bebés sufrieran una muerte violenta y horripilante momentos antes de nacer y haber sido perjudicial para las mujeres.

 

Abrigo la esperanza de que la desaprobación de este proyecto de ley se haya debido a que las autoridades elegidas de la legislatura estatal hayan reconocido que constituía una maldad y una ofensa impermisible contra la vida humana y contra nuestra decencia colectiva. El aborto de un bebé en la etapa final del embarazo es equiparable a un infanticidio. Sin embargo, nuestro gobernador puede estar dispuesto a traspasar aún más ese límite. En una declaración desconcertante, el Gobernador Northam afirmó que después del nacimiento del bebé, la madre y la familia deben mantenerlo cómodo y reanimarlo “si ese es el deseo de la madre y de la familia”, tras lo cual “seguiría una discusión”. Esta actitud—junto con el proyecto de ley desaprobado esta semana—refleja un nuevo grado de animadversión profundamente arraigada contra la bondad inherente de cada niño. La declaración del gobernador y este proyecto de ley demuestran hasta dónde están dispuestos a llegar los defensores del aborto para acabar con la vida de un hermoso niño. 

 

Este es un momento crítico en la vida de nuestra Iglesia y nuestra sociedad. Pido a los fieles y a las personas de buena voluntad que defiendan el derecho a la vida de todas las personas, incluso de los niños que están por nacer y de aquellos cuya vida está expuesta a riesgo aun durante el proceso del nacimiento. En el Estado de Virginia, con la asistencia de la Conferencia Católica de Virginia, debemos dar a conocer nuestros puntos de vista a nuestras autoridades elegidas sobre todos los asuntos en los cuales esté en peligro el derecho a la vida.  

 

Por medio de la Diócesis de Arlington, seguiremos ofreciendo asistencia a las familias necesitadas que esperan bebés y a quienes sufren después de un aborto. Las familias que necesiten ayuda deben comunicarse con la Oficina de Matrimonio, Familia y Respeto a la Vida de esta Diócesis: arlingtondiocese.org.

 

Para más información referente a la legislación desaprobada sobre el aborto y otras propuestas extremas en materia de política pública presentadas ante la Asamblea General del Estado de Virginia, se remite a los lectores a la edición más reciente de VoterVoice Post (publicada el 30 de enero de 2019) por Jeff Caruso, Director Ejecutivo de la Conferencia Católica de Virginia: https://vacatholic.org/votervoice-post/?vvid=1123