May 3, 2018
Dear Brothers and Sisters in Christ,
As we pause today to offer a National Day of Prayer, we reflect
upon this year’s theme: Pray for America — UNITY. The concept is so easy to
appreciate, yet so difficult to achieve, and we can only do so with God’s
grace. At this moment in our history, in our nation and our communities,
we pray for the eradication of every form of prejudice, bigotry and
racism. We pray that the dignity of all human persons will
be respected, including the unborn, the poor, the refugee and the
marginalized.
We pray for the end of violence and rage that permeates far too
many corners of society. We pray for the safety of our country, for those who
protect it and for those who govern or are elected to serve our citizens, that
God may give them the grace to lead with integrity, courage and
conviction.
This National Day of Prayer should only be the beginning. It
should transform into a week, a month, a year and to an entire internal devotion,
with each person using prayer to draw closer to Our Lord. Therefore, may we
commit to making every day a day of prayer, and pray with one
voice: God bless America.
Sincerely in Christ,
Bishop Michael F. Burbidge
In Spanish
Declaración de
Monseñor Michael Burbidge, Obispo de la
Diócesis de Arlington, con motivo de la Jornada National de Oración
3 de mayo de 2018
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy, al hacer una pausa para ofrecer una Jornada Nacional de Oración,
reflexionamos sobre el tema de este año: Rezar por la UNIDAD de los Estados
Unidos de América. El concepto es tan fácil de entender y, con todo, tan difícil
de poner en práctica, pues solo podremos lograrlo con la gracia de Dios. En
este momento de nuestra historia, en nuestra nación y nuestras comunidades, recemos
por la erradicación de toda forma de prejuicio, intolerancia y racismo. Recemos
por el respeto de la dignidad de todos los seres humanos, incluso de los niños
no nacidos, los pobres, los refugiados y los marginados.
Recemos por el fin de la violencia y la ira que penetran en demasiados
ámbitos de la sociedad. Recemos por la seguridad de nuestro país y por quienes
lo protegen, lo gobiernan o son elegidos para servir a nuestros ciudadanos,
para que Dios les conceda la gracia de dirigirlo con integridad, valor y
convicción.
Esta Jornada Nacional de Oración deberá ser solamente el comienzo. Deberá
transformarse en una semana, un mes, un año y toda una devoción interna en la
que cada persona, por medio de la oración, se acerque más a Nuestro Señor. Por
lo tanto, comprometámonos a hacer de cada día una jornada de oración y recemos con
una sola voz: Que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.
Sinceramente en Cristo,
Monseñor Michael F. Burbidge
Obispo de la Diócesis de Arlington